La bruja le recomendó que iniciara
el ritual justo a las tres de la mañana para que diera mejor resultado. Primero
hizo un círculo con sal, en medio de este colocó una silla, luego la rodeó con
doce velas negras.
Se desvistió, se untó el aceite de
rosas por todo el cuerpo y se sentó en la silla. Repitió tres veces su deseo:
deseo un buen hombre, deseo un buen hombre, deseo un… no pudo terminar de decir
la última parte, las velas se apagaron y ella estaba en completa oscuridad. No
podía moverse.
Sintió unas garras que le apretaban
los pechos, entre sus piernas se deslizaba algo largo y pegajoso que la penetró
varias veces con una fuerza excesiva, pero ella lo disfrutó hasta que tanto
placer la hizo desfallecer.
Al día siguiente recobró la
consciencia, se levantó y vio que alrededor de la silla había plumas blancas en
el piso.
Me encanta que lo primero que mi mente relaciona con plumas blancas es un gallo...perdón.
ResponderEliminarBuena! Haría unos cambios a la narración para que se base más en la acción (sin alargarlo, claro) pero me gustó mucho.
¿Qué cambios le harías? Ahora quiero saber ja,ja,ja,ja
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