Siempre
le gustó cocinar para los dos. Trataba de ser meticuloso con el sabor, los
ingredientes y la presentación. Ahora que podía hacerlo de nuevo estaba muy
nervioso. De alguna manera logró encontrar los ingredientes para cocinar lasaña
boloñesa. Hizo la pasta a mano para que tuviera un toque especial.
Cuando
terminó de cocinar recogió y lavó todo lo que usó, limpió y acomodó la mesa.
Colocó un lindo florero con rosas, velas y un vino blanco para acompañar la
cena.
Se
vistió con su mejor traje y se puso la colonia que a ella le gustaba. Esperó
sentado a la mesa, el tiempo pasó más lento de lo normal. Las velas se
empezaron a consumir, la lasaña se enfriaba y el vino se calentaba. Ella no
llegó.
Cuando
él murió y llego al inframundo, le avisaron que una vez al año podría recrear
un momento de su vida. Escogió su tercer aniversario de bodas, pensó que así podría
verla y arreglar el malentendido de ese día:
Pelearon
por teléfono porque él llegaría un poco tarde, aunque le había prometido que
cocinaría la cena. Cuando entró a la casa, ella no estaba, la llamó y esperó,
se quedó dormido en el sillón.
A la
mañana siguiente se preocupó al despertar solo, la llamó de nuevo, a sus
familiares, conocidos, incluso a los hospitales, pero nadie sabía nada. La
buscó por mucho tiempo mientras vivió, su cuerpo y mente se fueron deteriorando
hasta el último momento. Se dejo morir porque tenía la esperanza de encontrarla
en la muerte.
Pueden ver este cuento en la página de Librería Estación de Lectura ttps://www.facebook.com/FCEEstacionDeLectura/photos/a.265821058290411/265821171623733
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