miércoles, 12 de agosto de 2020

El miedo se va volando

El parque estaba iluminado con las pocas lámparas que seguían funcionando. Una niña estaba sentada en uno de los columpio, sostenía un globo rojo que le habían comprado esa tarde.

Miraba las pocas estrellas imaginando que eran pequeños ángeles que la observaban desde el cielo mientras se columpiaba. Después de un rato, bajó del columpio y recorrió el parque, vio la fuente y le pareció que los coyotes se veían más aterradores y los árboles alrededor tenían rostros que la seguían con la mirada mientras avanzaba. 

Escuchó un ruido detrás de ella que le erizó la piel, era un ruido de pasas apresurados. Corrió asustada sin soltar su globo, pero los pasos se hacían cada vez más fuertes. Siguió corriendo hasta llegar a una casa blanca, donde la luz se arrojaba sobre el muro dibujando su sombra y la del globo en la pared. La niña llena de miedo volteo al escuchar una voz que la llamaba por su nombre. En la pared se proyectaba la sombra de una mano.

El cielo nocturno se adornó con un globo rojo, la luna sonrió detrás de las nubes iluminando todo el parque mirando a la pequeña niña en brazos de una mujer llorando.

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